El Oloroso 2003, de la Colección de Añadas de Williams, seleccionado por François Chartier para desvelar el ADN gastronómico de los vinos de Jerez.
Chartier es un sumiller reconocido internacionalmente como una de las personalidades más relevantes en la búsqueda de recetas y maridajes entre el vino y la comida. Junto a su colaborador, Nicolas Roché, descifró en Copa Jerez las claves de los maridajes moleculares y el jerez. En el caso del Oloroso 2003, estos expertos analizaron las moléculas de esta añada, así como las de las que consideran su maridaje ideal: la arepa de maíz. Para Chartier y Roché, las moléculas que componen los ingredientes de este plato casan a la perfección con las del Oloroso 2003.
Esta interesante exposición se celebró en la edición de Copa Jerez Forum. Junto a esta interesante conferencia, Williams & Humbert participó también en la charla de enólogos cuyos vinos habían sido seleccionados en los menús de este aniversario de Copa Jerez. En este caso, Juan José Mesa, enólogo de Williams & Humbert mostró las características que definen al Amontillado 2001, el jerez seleccionado por el restaurante Ambivium, equipo español finalista de esta edición de Copa Jerez, el cual eligió esta añada de las bodegas para acompañar su plato principal.
OLOROSO AÑADA 2003
Saca de junio de 2023
A diferencia de los vinos de Jerez tradicionales, envejecidos a través del sistema de “Solera y Criaderas”, estos vinos de añada envejecen de forma estática. Para su elaboración, se seleccionan mostos que proceden de viñas viejas de los Pagos de Añina y/o Carrascal, los cuales se fortifican a 15º para su crianza biológica, o a 18º para su crianza oxidativa. Estos vinos son sometidos a seguimiento durante su crianza, en la cual no se realiza ninguna intervención hasta el momento de la selección para su embotellado. Frente a la homogeneidad que aporta el Sistema de Criaderas y Soleras, en el que los vinos de distinta vejez son metódicamente mezclados, cada uno de estos vinos son únicos y especiales. Vinos que son el reflejo de la vendimia del año y sus particulares condiciones climatológicas, así como de la peculiar evolución de cada uno de ellos durante su crianza estática.
Para este Oloroso, se seleccionó mosto yema procedente en la vendimia de 2003. Tras la fermentación controlada y posterior decantación de lías, se fortificó a 18º, dando así comienzo la crianza oxidativa estática durante 20 años en botas de roble americano. Perteneciente a un año cálido y de pluviometría normal-alta, el resultado es un vino muy fino y elegante, mineral, vibrante y de gran complejidad.
De color ámbar, aromas muy complejos, a maderas nobles y frutos secos tostados, en boca es seco, mineral, redondo y persistente.
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